Cuantas palabras para nada.
Cuantos segundos en el cielo.
Tanto soñar, soñar despierto,
para acabar rozando el suelo.
A la crueldad de la realidad hoy vuelvo.
No perderé la sonrisa, ni el brillo de mis ojos al amanecer.
No esconderé mi tristeza por no haber llegado a nada.
No buscaré una sola excusa, simplemente no pude alcanzar a mi destino.
Y amanece siempre cada día.
Y oscurece luego cada noche.
Mientras nos quede tiempo dentro.