Tirando del hilo

Llevo muchos años componiendo canciones y no siempre de la misma forma ni con el mismo resultado.
Hubo un tiempo en que primero hacía la música, para a partir de ella sacar la letra. Otras veces, las menos, primero escribía le letra para luego musicarla. Muchas veces, con el grupo, improvisábamos mientras cantaba melodías, a las que luego había que encajarles la letra para que casara los más posible con la voz original.

Y llegamos al ahora, a mi época más prolífica, en mi madurez musical tan poco exitosa como de costumbre, donde quería explicar mi actual sistema, o mejor dicho, mi falta de sistema.

Se me ocurrió que “tirando del hilo” era una buena metáfora para explicarlo.

Con los años he conseguido tener mi EsCaPe (Estudio Casero Pequeño) en mi propia casa, y esto facilita mucho las cosas, ayudado por la tecnología informática (de Mac por supuesto).

Pues bien, me encierro en mi EsCaPe sin ninguna idea, absolutamente en blanco, me cuelgo el bajo o la guitarra, enciendo el teclado… y aparece un acorde, una nota, a veces un patrón de batería. Es como un hilo que asoma y empiezo a tirar de el, grabo pedazos, abro más pistas… aparece una frase, la canto y la grabo sin saber cual será la siguiente, ni cual es la historia a contar. Sigo tirando del hilo, no sé si habrá un cambio, dos, ninguno, hasta que toma forma. Y de pronto, lo que no era nada hace un par de horas es una canción casi acabada. (o un puñado de pistas en la papelera)
Probablemente el resultado es menos exigente que cuando estás semanas con un tema, pero es como sacar un conejo de una chistera, algo mágico. Lo más parecido a improvisar sin banda.

De todas formas, a quien importa el resultado de su obra en una maraña de redes sociales repletas de onanistas. Mientras a mi me de placer.

Y recordad mi teoría “Nadie escucha a nadie” y por supuesto esto no lo leerá nadie.

Nadie llorará por mi cuando deje de existir, nadie…
(del CD “Al fin, el fin… por fin” Nolosé! 2010)

al fin, por fin... el fin

Deja una respuesta